Cuando no la tenía, sentía un nerviosismo que le hacía perder totalmente el sentido. La boca se le ponía pastosa, las manos le empezaban a temblar bruscamente y apreciaba como su vista se nublaba hasta que apenas podía dar un paso al frente.
Se tambaleaba de lado a lado de la acera hasta que, por fin, conseguía volver a tenerla entre sus manos.
El era consciente de que le estaba costando la vida y que como siguiese amándola con tal fuerza acabaría acabando con él pero se veía incapaz de dejarla.
Llegaba incluso a ceder todos sus ahorros sólo para conseguirla y pasar un agradable rato sin todo aquello que sentía cuando no la tenía.
En ocasiones, se enfadaba con él mismo y se decía que tenía que vencer al amor que sentía hacia ella pero nunca conseguía pasar un día sin salir a buscarla.
Cuando cada noche se miraba en el espejo y veía su fustigado rostro, lloraba de rabia al darse cuenta de lo que realmente era: un adicto a la droga.
A.Akerman
1º Bach. F
No hay comentarios:
Publicar un comentario