domingo, 27 de abril de 2008

Amor perdido.

Él la miraba a la cara. Sabía que llegar a conseguir aquella chica era algo imposible pero no lograba sacarsela de su cabeza. Día y noche pensaba en ella pero nunca le decía nada por miedo a que le rechazase. Sus amigos le preguntaban que le pasaba y el respondía diciendo que no se encontraba bien. Estaba profundamente enamorado. Día tras día, esa situación se fue convirtiendo en algo incómodo para él. Ya no sabía que podía hacer.
Se encendía por dentro cada vez que la veía por el pasillo o la saludaba en la hora de patio. Sus amigos no conseguían entender nada de todo aquello, no caían en la cuenta de todo lo que pasaba por la mollera de aquel joven muchacho. Los años pasaron, ella encontró a un joven adinerado y él se trasladó a vivir a las montañas sin más compañía que un pulgoso perro de caza.
Estando un día en su casa perdida en el corazón del pirineo, el joven muchacho recibió una carta de ella explicándole toda su vida e invitándole a su boda.
Habiendo leído la correspondencia, se quedó mirando fijamente a la blanca cumbre que tenía delante y dejando caer una fina lágrima sobre el blanco papel dijo: espero que seas feliz. Rompió la carta y dejó que la fina brisa se la llevase, luego cerró la puerta. Empezó a nevar.

Nunca más supo de ella.

A.Akerman
1º Bach. F

2 comentarios:

Alumno Ejemplar dijo...

Me ha encantado Aker, has conseguido que con tu relato haya podido oler el olor a refugio,haya podido visualizar alguna cumbre perdida por el pirineo y haya podido notar el dolor de esa lágrima. Me ha gustado mucho el valor que le has dado a la lágrima, en ella hay amor, hay comformación y hay melancolía. Qué bonitas que son estas lágimas cuando las miras de lejos...
Felicidades Aker, muy buen relato.

Mireia Casas
1ºB

Alumno Ejemplar dijo...

Mire, que bonito es poder mirar esas lágrimas de lejos y saber lo que realmente simbolizan.

Muchas Gracias.
Aker