domingo, 27 de abril de 2008

Microrelatos de la felicidad

Su vida era inmejorable, aquel chico tenía todo lo que un chico de su edad podía poseer. Su padre le había ofrecido todo tipo de lujos. Creía que había encontrado la felicidad. Pero un día su padre ya no estaba allí. Sus lujos se habían desvanecido y no fue hasta aquel día que el chico encontró la verdadera felicidad.

Una vez le contaron que para encontrar la felicidad tendría que buscarla pero la felicidad vino a él y dedujo que si no la había buscado era imposible haberla encontrado y por eso no podía ser feliz.

Un chico indeciso decidió jugar a la lotería para ganar y ser feliz de una vez. Al ver al chico de la once le preguntó
- ¿Tú eres feliz?
- Mira a tu alrededor- Le dijo el de la once-, y dime si realmente vale la pena que deje de hacerme el ciego.

Un creyente y un ateo hicieron una carrera para ver quien conseguía alcanzar la felicidad en menos de una hora. A los 50 minutos se volvieron a juntar y los dos al unísono se proclamaron vencedores. El ateo dijo que había matado a dios y estaba feliz porque ya no existía y se confirmaba su ateismo; el creyente se lo creyó y su fe se desvaneció. Pero el juez dictaminó que el ateo no había conseguido la felicidad ya que al haber matado a Dios quería decir que había existido y eso rompía su ideología. Y el creyente la había conseguido ya que mientras el ateo mataba a Dios todo aquello que él había hecho para conseguir la felicidad era por su propio mérito ya que Dios ya estaba muerto.

Alejandro Escudero 1r Batx B

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