Se trataba de un juego apasionante, pero a la vez muy injusto y cruel, en el que la suerte decidía el futuro del concursante. Existió antes de la visita divina de Jesús a la tierra, incluso antes de la existencia de dinosaurios, cuando la Tierra era habitada únicamente por apenas cinco personas. Hubo un único ganador y cuatro perdedores que aún hoy se lamentan por su mala suerte. Aún hoy sufren las consecuencias de la derrota, ya que desde entonces han sufrido, padecen y parece que seguirán siendo víctimas de la pobreza, de discriminaciones, de injusticias, guerras… Es el juego de la vida.
Pepe Miarnau C
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2 comentarios:
Lo encuentro muy acertado este microcuento. Mis mas sinceras felicitaciones al autor.
Joan Collado
Este micro relato es uno de los que más me a gustado de todos los que están publicados, por dos simples razones. La primera es la buena idea que ha tenido el autor al relacionar el origen de la vida y del repartimiento desigual de la riqueza con un juego de azar. Y la segunda, la metáfora que utiliza para referir-se a la desigualdad del mundo: un ganador y cuatro perdedores. Esta es la frase que más me ha impactado de todo el micro relato y que para mi, sintetiza perfectamente el contenido de este.
A mi entender, creo que con esto se refiere a que en nuestra sociedad, hay una inmensa multitud de gente pobre o que roza la línea de la pobreza, en comparación al reducido grupo que goza de un cierto poder adquisitivo, ya sea medio o alto.
Realmente, si lo piensas un poco, la vida tiene una similitud a un juego de azar, ya que ninguno de nosotros ha podido decidir nada sobre el sitio donde nacer. Estas cosas se nos vienen dadas, cada uno nace donde le ha tocado y eso es un hecho irreversible. Unos podríamos decir que por suerte, hemos nacido en sitios privilegiados, donde pasar hambre no sabemos lo que es y la gente se muere de vieja. Pero otros, ahora diríamos que por mala suerte, nacen en lugares donde la guerra y la escasez abundan.
La vida es un juego donde el pasado es pasado, y el futuro es lo único que aún podemos mejorar.
Adriana Guix, 1C
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