Era una fría tarde de invierno, salió de casa dando un fuerte portazo, ya que sentía en su interior una profunda rabia, después de haber discutido fervientemente con alguien muy importante para él.
En estos momentos ignoraba lo que podía suceder a su alrededor, no podía dejar de pensar en lo ocurrido.
Se dispuso a cruzar la calle, sin percatarse de que se acercaba un vehículo a gran velocidad.
En pocos segundos aquellos sentimientos de angustia habían desaparecido.
Jan Morell 1º B
domingo, 20 de abril de 2008
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3 comentarios:
Muy bueno, hace pensar en si realmente vale la pena dinamitarlo todo cuando nos enfadamos.
Ojo con los Ipods por la calle, el otro día a una chica la atropelló un tren porque cruzaba por un sitio indevido y debido a la música no escuchó la sirena...
Aker.
Me ha gustado mucho, sobretodo el final, porque aunque es muy chocante te das cuenta de lo efímera que puede ser la vida. Todo puede acabar mañana.
Elisabet Dou
Muy bueno. Realmente si lo que el escritor pretendía transmitir era un sentimiento de rábia, lo ha conseguido.
Este microrelato consigue adentrate en una situación tan común como el sentimiento que uno tiene después de una pelea y quiere trirarlo todo por la borda.(aunque en el texto es más dramático)
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